En estas fechas en que se conmemora "la muerte", me vuelve a la mente la idea de como seguimos todos buscando la manera de trascender, de dejar una huella y también de como tener una continuidad ya sea como famila, como grupo o como sociedad.
Pienso que el arte nos permite acercarnos a estos objetivos, pues las obras creadas permanecerán mucho tiempo después de la partida de cada uno de nosotros, convirtiéndose en un legado o en un patrimonio importante.
Un ejemplo, para mi cercano, es un óleo sobre tela que representa un ramo de flores de magnolia, pintado en 1905 por mi bisabuela, Abundia de la Fuente de Barragán (imagino que en la ciudad de Saltillo, Coahuila) que temporalmente está bajo mi custodia. Viendo esta pieza, me doy cuenta de la pervivencia de mi bisabuela a través de lo que logró con sus pinceles y, además, el reconocerme como un eslabón de su familia, ser parte de un árbol que sigue vivo y renovándose, al tiempo que se conserva en la memoria aquellos a quienes nos han precedido.